Morante de la Puebla y Daniel Luque protagonizaron ayer tarde en Las Ventas un brillantísimo tercio de quites en el que Cayetano quedó como convidado de piedra. El madrileño, que vio cómo los sevillanos ponían la plaza en pie en cuatro intervenciones por verónicas y chicuelinas, se reivindicó en el toro siguiente con otro gran quite por gaoneras. Del resto de la tarde sólo destacó la torería de Morante, la raza de Luque y la clase de varios toros de Cuvillo.
Por fin rugió Las Ventas como en las grandes tardes. Fue en el toro tercero. Hasta ese momento, poco había pasado: Morante anduvo firme, seguro y aguantando los tornillazos del desclasado toro que abrió plaza y Cayetano, que se gustó en los lances de recibo al manejable segundo, no terminó de acoplarse y mató al de Cuvillo de una estocada corta en la yema. Pero lo gordo estaba por llegar. El tercero, un toro que mostró su buena clase tanto en el saludo capotero de Luque como en su pelea bajo el peto, fue exprimido por su matador y Morante de la Puebla en el tercio de quites. Tras el primer puyazo, Luque toreó por chicuelinas y, tras la segunda entrada del toro al caballo, Morante bordó el toreo a la verónica. Daniel, enrabietado, replicó al de la Puebla por verónicas muy encajadas e invitó a José Antonio a volver a la cara del toro. Fue entonces cuando Morante enloqueció a la plaza con un quite por chicuelinas cumbre, al que siguió otro de Luque por el mismo palo también muy bueno. La plaza era un manicomio y los dos espadas se dieron la mano y felicitaron sabedores del gran espectáculo que habían brindado. Cayetano, que quedó como convidado de piedra -igual que le sucediera a su hermano Francisco en la histórica tarde de los quites entre Joselito y Ponce del San Isidro de 1996-, aprovechó la ocasión que le brindó el jabonero cuarto para echarse el capote a la espalda tras una larga cambiada de pie y torear con pureza por gaoneras, cargando la suerte y pasándose muy cerca la embestida del de Cuvillo. Lástima que ese cuarto, al que Morante había soplado unas cuantas verónicas de antología y un quite por delantales torerísimo rematado de una media belmontina extraordinaria, no aguantara e impidiera redondear la tarde al sevillano, que mató con agallas y salió del encuentro con la taleguilla destrozada.Con el toro de los quites, el tercero, Luque evidenció que está más que recuperado de ese bache de inicio de temporada y que debe volver a contarse con él. El de Cuvillo duró con clase y el de Gerena se gustó con la zurda y en unos cuantos adornos de exquisita factura. El pinchazo que precedió a la estocada le dejó sin premio. Con el sexto sacó de nuevo la raza, seguridad y descaro que siempre le han caracterizado pero el de Cuvillo se vino pronto abajo. Mató de una gran estocada en los mismos medios.Cayetano, que no aprovechó la boyante embestida por el pitón izquierdo del templado toro que hizo segundo, arrancó con torería su faena al quinto, que no llegó a conectar con los tendidos, que reprocharon siempre la colocación del diestro.
Madrid, 2 de junio de 2010. Toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados y con bravas y nobles intenciones, que se quedaron sólo en eso por su falta de fuelle. Destacaron sobre todo el 2º y el 3º. MORANTE DE LA PUEBLA: Silencio tras aviso y ovación; CAYETANO: Palmas y silencio; DANIEL LUQUE: Vuelta al ruedo y ovación. Entrada: "No hay billetes". La infanta doña Elena presenció el festejo desde el Palco Real y los tres toreros le brindaron la muerte de sus primeros toros.
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