Soneto 14
de
Antonio Pavón
Profunda, hermosamente doloroso:
un océano púrpura, un tormento
sin nombre, sin sentido, sin contento,
vergonzante rubor, amargo poso.
Dolorosa, profundamente hermoso:
un tronar de alazanes contra el viento,
un borrachín sonado y harapiento,
un estridor, un fondo cenagoso.
Y caes de rodillas con tu fuego,
con la herrumbre del paso de los años,
dando un ultimátum, haciendo un ruego.
¿Por qué conductos fortuitos y extraños,
tras renunciar solemnemente al juego,
retornas a los antiguos apaños?
De “Sonetario”
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