1998. El lodo tóxico siembra la destrucción en los campos cercanos a la ribera del río Guadiamar, afluente del Guadalquivir
El lodazal tóxico ha dado paso a un paisaje exuberante, que se ha convertido en todo un reclamo turístico. La Consejería de Medio Ambiente, además, organiza visitas guiadas al 'corredor verde' del Guadiamar. Una excursión dividida en cuatro tramos y que comienza en el kilómetro 13 de la carretera A-477, que une Aznalcóllar y Gerena. El visitante tiene, desde este punto, unos 50 kilómetros por delante.
Olmedos y alamedas en las riberas del río y un claro bosque mediterráneo en las zonas más alejadas del cauce, configuran el paisaje inicial, que se irá transformado, conforme se vaya ganando el sur: el jardín botánico Buitrago; la cañada real de Los Isleños; la reserva natural de la Dehesa de Abajo; la cañada Honda y, finalmente, Entremuros. Un paraje de gran valor ecológico, que es el punto en el que se funde el Guadiamar con los parques de Doñana. En las infinitas marismas y arrozales se pueden observar ánsares, garzas y flamencos, en medio de un estallido de diversidad biológica. La riada tóxica ya es sólo un mal recuerdo.
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