SONETO Nº 2
Balsámico silencio de la tarde,
cercano ya el momento del ocaso.
El cielo, poco a poco, va apagándose.
Lentamente se empañan los cristales.
En el jardín hay formas fantasmales
recorriendo el recinto con sus dedos.
Los campos van tornándose, a lo lejos,
de verdes y brillantes en opacos.
El silencio y la paz lo impregnan todo,
como una lluvia fina y persistente
que saciara, por fin, la sed del alma.
Al contacto de esta inefable calma,
que al espíritu nutre y ennoblece,
el mundo se sosiega y se embellece.
Balsámico silencio de la tarde,
cercano ya el momento del ocaso.
El cielo, poco a poco, va apagándose.
Lentamente se empañan los cristales.
En el jardín hay formas fantasmales
recorriendo el recinto con sus dedos.
Los campos van tornándose, a lo lejos,
de verdes y brillantes en opacos.
El silencio y la paz lo impregnan todo,
como una lluvia fina y persistente
que saciara, por fin, la sed del alma.
Al contacto de esta inefable calma,
que al espíritu nutre y ennoblece,
el mundo se sosiega y se embellece.
Antonio Pavón Leal
De “Sonetario”
No hay comentarios:
Publicar un comentario