efímera del curso cotidiano.
Hoy quiero suavizarla en la peremne
losa que inscrito lleve el epitafio
de aquel hombre de gorra y de pelliza
que apoyaba sus pasos en un palo;
que en amor y compaña de su perra
se iba al sol que represan los respaldos
de las cercas de piedra, donde asoma
su verde y amarillo el jaramago.
De aquel hombre que no supo de escuelas
(de niño, en vez de libros, leyó guarros).
Que sí supo de soles y de vientos,
de estrellas y de lluvia en descampado.
de surcos y pan negro de cortijos,
de bestias y de aperos y de carros.
De aquel hombre exprimido que era como
una tierra arrancada caminando
sin riegos ni cultivos.
Hoy la tierra,
la parte que era suya se ha llevado...
Ya sé que fue un gañán y que su muerte
al mundo debe traerle sin cuidado;
Que no alcanzó la fama ni el dinero;
que sólo luchó en frentes de trabajo;
que nunca mandó a nadie;
que siempre fue mandado.
Ya sé que fue un gañán, Sólo un gañán...
Pero es mi padre y me honro con honrarlo...
De todos los gañanes que en el pueblo
mordieron su ración de pan amargo.
sólo éste a quien hoy lloro se llamaba
Juan Ramírez Carrasco.
Sevilla, 1965
Juan Antonio Ramírez
Juan Antonio Ramírez, poeta obrero de Gerena, publicó en 1965Un librito de poemas titulado Sin Raices (Poemas de un desarraigado) de donde he extraído este poema que nunca puedo leer sin emocionarme. Lo escribió en homenaje a su padre pero también es un homenaje a toda una generación. Con todo mi respeto y mi cariño a aquellos hombres y con mi eterna admiración hacia el poeta que fue mi amigo, (con cuanto gusto recuerdo aquellos atardeceres estivales paseando con él a orillas del río Guadiamar hablando de poesía y de política siendo él un hombre adulto y yo un niño ávido de conocimientos), lo publico hoy aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario